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El 8 de octubre, cuando Hezbollah comenzó a lanzar cohetes contra Israel en apoyo de los ataques de Hamás, los cristianos se vieron atrapados en un conflicto que no pedían ni querían.
El presidente Biden habló con el primer ministro Benjamín Netanyahu el jueves y pidió un alto el fuego inmediato.
Añadió que Israel ha trastocado sistemas locales de GPS para “neutralizar amenazas” del extranjero. Reconoció que la medida, que ha afectado a sistemas de navegación del tráfico.
El ejército dice que está investigando a fondo el incidente al más alto nivel.
Israel no se atribuye el mérito de la explosión.
Él tomó las imágenes unos días después de ese ataque, revelando múltiples sistemas de misiles de Hezbolá en medio de su olivar.
Muchos en Israel ven esto como otra ruptura importante entre el gobierno de Israel y la administración Biden en torno a la guerra para derrotar a Hamás.
Incluso en tiempos de guerra, los cristianos acudían en masa a la Ciudad Santa, tanto para adorar a Dios como para apoyar a Israel.
Mientras continúan los combates en Gaza, Israel dice que el enorme Hospital Shifa se ha convertido en un importante escondite para terroristas.
El hospital ha tratado el 70% de los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel heridos desde el 7 de octubre.