WASHINGTON El presidente Barack Obama postuló al juez de la corte de apelaciones Merrick Garland para el puesto vacante en la Corte Suprema.
Garland preside la Corte Federal de Apelaciones del Circuito del Distrito de Columbia, una corte cuya influencia sobre las medidas federales y asuntos de seguridad nacional lo ha convertido en un terreno de pruebas para posibles jueces de la Suprema Corte.
Sucedería al juez ultraconservador Antonin Scalia, cuya muerte el mes pasado dio lugar a una enconada batalla por el futuro de la corte durante el año electoral.
Garland fue confirmado en su puesto actual en 1997 con respaldo mayoritario de ambos partidos, incluidos siete senadores republicanos que continúan en sus bancas.
Horas antes de confirmarlo, el presidente dijo en un correo electrónico que había "dedicado una cantidad considerable de tiempo y ponderación" a su decisión y que había consultado a expertos y grupos externos.
"Al presentar a un candidato, cumplo con mi deber constitucional. Hago mi trabajo", escribió Obama. "Espero que nuestros senadores hagan su trabajo y se aboquen rápidamente a estudiar a mi candidato".
Los republicanos controlan el Senado, que debe ratificar al candidato, y los líderes del partido opositor quieren que sea el próximo presidente quien lo elija, para quitarle a Obama la posibilidad de alterar el equilibrio ideológico de la corte antes de dejar el cargo en enero. Dicen que una disputa por la confirmación durante un año electoral estaría excesivamente politizada.
Antes del anuncio presidencial, el Partido Republicano formó un grupo especial para coordinar publicidad contraria, petitorios y anuncios a la prensa. Su objetivo es reforzar la estrategia de los senadores republicanos de negarse a tratar el asunto. El presidente del partido, Reince Priebus, dijo que es la campaña judicial más exhaustiva que haya emprendido esa organización política en toda su historia.
Por el otro lado, se ha reclutado a aliados de Obama para una campaña demócrata, con participación de grupos liberales que esperan inclinar la corte hacia la izquierda. Su campaña se centrará en estados donde creen que los republicanos sufrirán presión adversa por oponerse a las audiencias una vez que Obama anuncie a su candidato.