Cuando un empresario de Colorado vio que su compañía se estancaba, no sabía qué hacer. Pero, después encontró la solución en ayudar a otros.
La compañía L & R Pallet hace un producto simple, pero con un destino muy importante.
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Estos pallets transportan mucho de lo que usamos a diario pero, también tiene un propósito mayor para James Ruder, un empresario de segunda generación.
Tuvimos muchas rotaciones, como de 3 al 400 por ciento, lo que significa que contratábamos de 6 a 7 personas a la semana. Llegamos a un punto donde creía que el negocio no podría crecer más, viéndolo desde mi perspectiva personal. No podía ver la posibilidad de expandirlo y tener responsabilidad extra porque costaba conseguir que la gente viniera a la puerta principal. Al mismo tiempo, Dios estaba trabajando en mi vida, sensibilizándome. Entonces, fue cuando decidí buscar a la comunidad de refugiados como una posible fuente de empleados, dice Ruder.
Del estancamiento a un negocio próspero que inició con siete refugiados de Birmania. Ahora son 81 empleados leales y agradecidos. Esta compañía de pallets tiene un nuevo enfoque: las personas.
Lo que decidimos hacer al invertir en la gente, terminó mostrando no sólo que nuestra cultura cambió, sino que hubo un cambio que al final resultó rentable. Ocurrió en un momento en el que sentí que Dios besó mi frente y me dijo: Niño bobo, eso no solo pasó, no hay coincidencias Tengo mi mano sobre ti y hay un plan. Fue muy emocionante empezar a ver que mi relación con Él funciona de esa manera, indica Ruder.
La compañía L & R Pallet ha evolucionado hasta convertirse en esta fábrica de esperanza. Llena de hombres autosuficientes y seguros - que de no ser por esto vivirían en pobreza.
He tenido este sueño año tras año. Pienso en las oportunidades aquí. El jefe nos da la oportunidad. Nos dejaron llegar hasta aquí desde Birmania, así que ¡me encanta! Ellos pagan buen dinero y nos dan un buen trabajo. Él es un buen jefe, comenta el empleado Htoo Htoo.
Muchas veces, los empresarios desean que uno deje sus problemas en casa, trabaje duro y se vaya; yo solía ser así. Pero, ahora los motivamos a traer sus problemas e inquietudes y lo que les confunde. Traemos prestamistas para mejorar su crédito y comprender cómo establecer su crédito. Les ayudamos a comprar casas, los involucro en programas de vivienda, aquí en Colorado, y fumigamos sus casas porque viven en áreas de escasos recursos con muchos tipos de insectos y cosas así. Éstas son oportunidades ministeriales para ir y hacer algo, dice Ruder.
Él nos cuidó, desde el campamento de refugiados. Lo amamos. ¡Creo que trabajaré aquí unos 30 años, talvez más que eso!, indica Htoo.
Lo que empecé hacer, es orarle al dueño de esta compañía y le dije: Señor, trae a mi empresa a quienes tú quieres que trabajen aquí, a quién desees darles refugio. Me siento muy bendecido que el pueblo de Birmania haya llegado a mi empresa y que yo puedo salir de mi oficina e impactar familias y vidas, hacer una diferencia, precisa Ruder.
El padre de Ruder empezó el negocio en 1974, sin la mínima idea de que se convertiría en un lugar de refugio, donde se produciría más que pallets, personas con esperanza.
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