Estudio revela que emergencias tras abortos químicos son mal clasificadas como “abortos espontáneos”
Una nueva investigación publicada por el Charlotte Lozier Institute (CLI) ha revelado que más del 79 % de las visitas a salas de emergencia después del uso de píldoras abortivas son codificadas como si se trataran de “abortos espontáneos” o “miscarriages”, lo que oculta los riesgos reales del aborto químico y complica la atención médica a las mujeres afectadas.
"Cuando las emergencias relacionadas con el aborto se disfrazan como abortos espontáneos, se compromete la capacidad del médico para tomar decisiones informadas y basadas en evidencia. No es solo un error de documentación, es una crisis de salud pública", advirtió el Dr. James Studnicki, vicepresidente y director de análisis de datos en el Charlotte Lozier Institute, en declaraciones recogidas por CBN News.
El estudio revisó casi 29,000 visitas al servicio de emergencias dentro de los 30 días posteriores a un aborto inducido, utilizando registros de pacientes de Medicaid en Estados Unidos. Los investigadores determinaron cuáles de esas visitas estaban relacionadas con un aborto y si fueron correctamente clasificadas como tales o si, por el contrario, fueron codificadas erróneamente como abortos espontáneos.
Según el CLI, esta mala clasificación no es casual. Denuncian que muchas mujeres son instruidas por proveedores de aborto y grupos a favor del aborto para ocultar intencionalmente que tomaron píldoras abortivas cuando acuden a una sala de emergencia.
"Actualmente, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés) aconseja a los médicos no preguntar ni documentar el uso de píldoras abortivas, argumentando posibles riesgos legales, una afirmación que no tiene respaldo en las leyes estatales, ya que todas eximen a la mujer de cualquier proceso penal", explicó el Charlotte Lozier Institute en su comunicado.
Además de ser incorrectamente clasificadas, las visitas mal codificadas resultaron mucho más propensas a ser emergencias graves, incluyendo hemorragias, infecciones o necesidad de hospitalización. Los investigadores advierten que en el contexto de una sala de emergencia, el acceso a información precisa sobre los antecedentes médicos de la paciente es esencial para salvar vidas.
La investigación señala directamente al uso extendido de mifepristona, la principal droga utilizada en abortos químicos. Según datos actuales, más del 60 % de los abortos en Estados Unidos se realizan con esta píldora.
Un estudio paralelo del Ethics and Public Policy Center (EPPC), también citado por CBN News, revisó a más de 800,000 mujeres que usaron mifepristona y encontró que hasta un 11 % experimentó efectos adversos serios, como sepsis, infecciones, hemorragias u otras complicaciones, en un plazo de 45 días. Esta cifra es 22 veces mayor al dato original presentado en los ensayos clínicos, que afirmaban que menos del 0.5 % de los casos tenían efectos graves.
Ante estos hallazgos, los autores del estudio, Ryan Anderson y Jamie Bryan Hall, instaron a la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) a reinstaurar medidas de seguridad más estrictas y considerar la revocación total de la aprobación de la mifepristona. “Simplemente, mifepristona no es segura ni eficaz en condiciones reales”, sentenciaron.
Hall agregó que las mujeres que experimentan estos eventos adversos “muy probablemente terminen en la sala de emergencias o incluso hospitalizadas durante la noche”. Y advirtió que “es muy riesgoso que pasen por este proceso sin la supervisión médica adecuada”.
Tanto el CLI como el EPPC concluyen que el impulso de la industria del aborto hacia el encubrimiento pone en peligro a las mujeres que afirman proteger. “El afán de ocultamiento de la industria del aborto es antiético y peligroso”, afirmó el Dr. Studnicki. “Las mujeres merecen orientación honesta y atención médica adecuada, no consejos que pongan en riesgo su salud”.