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Capítulo 14 – Un Cristiano y su Responsabilidad consigo mismo
Un Cristiano y su Responsabilidad consigo mismo
El pequeño país estaba en guerra civil y los guerrilleros peleaban por todo lugar. Un hombre joven fue capturado por ellos y amenazaron con quitarle la vida si el no renunciaba al Cristianismo.
En un momento de desesperación el se rindió y renuncio a su fe. Fue forzado ha acompañar a los guerrilleros quienes también esperaban que trabaje para ellos. El se volvió su líder y condujo a los asesinos hacia los hogares de los Cristianos que el conocía.
Los meses pasaron. Entonces un día que el se encontraba en una terrible lucha uno de sus propios hombres lo mato. Que tal perdida. En esta vida y en la que habrá de venir.
Cuanto mejor hubiese sido si este hombre se hubiese mantenido fiel a sus convicciones. El podría haber perdido su vida, pero habría ganado vida eterna. El fallo en su responsabilidad hacia Dios y hacia los demás. El también fallo en su responsabilidad a si mismo.
Este capitulo nos ayudara a comprender que nosotros no somos dueños de nuestras vidas y como debemos obedecer a Dios quien quiere que nuestras vidas cuenten para este tiempo y la eternidad.
En esta lección tu vas a estudiar...
Negándose a si mismo
Purificándonos
Esta lección te ha de ayudar
- A darse cuenta que nuestra ganancia se encuentra en negarse a si mismo.
- A explicar por que es necesario que cada Cristiano tenga una mente y un cuerpo limpio (puro).
Negándose a si mismo
Objetivo 1. Identificar lo que “negarse a si mismo” significa para un Cristiano.
La vida de un Cristiano creyente no le pertenece. El Señor es dueño de la vida de un Cristiano porque lo compro con su propia sangre.
Ud. sabe cuanto se pago para que seas libre…. No fue con algo que pueda ser destruido, como la plata y el oro, fue con el costoso sacrificio de Cristo quien se entrego como un cordero sin mancha o defecto (1 de Pedro 1:18-19).
Primera de Corintios 6:20 también nos dice acerca del sacrificio que Jesús pago en la cruz. “El nos compro por un precio.” Si Cristo pago un precio por nosotros, nosotros también debemos pagar un precio. La Biblia nos dice que para ser un Cristiano significa que debemos negarnos a si mismo y seguir a Jesús. En Lucas 9:23 las palabras del Señor son “si alguno quiere seguirme, debe negarse a si mismo, tome su cruz cada día y sígame.”
Nosotros nos negamos a si mismo cuando hacemos la voluntad de Dios en vez de nuestra propia voluntad. Jesucristo dio un ejemplo para nosotros en sus palabras en Juan 6:38, “porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad sino la voluntad del que me envió.”
No todo el que me dice: “Señor, Señor” entrara en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos (Mateo 7:21).
Como Cristianos debemos escoger cada día hacer lo correcto aun si esto va contra nuestros propios deseos. “Toma las armas del Señor Cristo Jesús, y no pienses en proveer para la lujuria de la carne.” (Romanos 13:14)
¿Acaso negarse a si mismo parece negativo? Yo espero que no. Puesto que el Señor nunca nos pide algo sin darnos a cambio algo mucho mejor. Es como la historia del perro y su hueso. Su amo trato de agarrar el hueso pero el perro se enojo y gruño. Este hueso era todo lo que el tenia y que no quería dejarlo. Pero cuando su amo puso a sus pies un bistec grande. El perro inmediatamente dejo el hueso.
Algunas veces estamos muy preocupados solamente dependiendo de nuestros “huesos”- las cosas que pensamos que nosotros necesitamos. Debemos darnos cuenta que la oferta del Señor es inmensamente mejor. Cuando los discípulos estuvieron algo preocupados de lo que tenían que dejar, Jesús les dio una respuesta muy clara.
Y todo aquel que haya dejado casas, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierra por mi nombre, recibirá cien veces mas y heredara la vida eterna (Mateo 19:29).
El ladrón solo viene para robar, matar y destruir, Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10).
Vida en toda su plenitud! Es lo que el mundo busca, pero solamente Dios puede darla.
Y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. Y aquel que es poderoso para hacer mucho mas abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a El sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones por los siglos de los siglos Amen. (Efesios 3:19-21)
Purificándonos
Objetivo 2. Decidir de acuerdo a lo que es la conducta Cristiana, como mantener nuestro cuerpo y mente limpia.
Un Cristiano debería mantener su cuerpo y mente puro y limpio. La Biblia nos dice porque.
¿No saben Uds. que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y que el Espíritu Santo vive en ustedes? Ustedes no son sus propios dueños, pertenecen a Dios. (1 de Corintios 6:19)
Los hábitos de fumar y usar drogas daña la salud de la persona. Se puede decir que daña su cuerpo y su mente. Así mismo acorta su vida. El que tiene estos malos hábitos puede pensar que podría parar cuando el quiere, pero esto no es la verdad-pues esa persona se ha vuelto un esclavo de sus hábitos.
Ustedes saben muy bien que si se entregan como esclavos a un amo para obedecerlo, entonces son esclavos de ese amo a quien obedecen. Y esto es así, lo mismo si obedecen al pecado, lo cual lleva a la muerte, que si obedecen a Dios para vivir una vida de rectitud. (Romanos 6:16)
¿Tal vez algunas tentaciones te han vencido. Has visitado lugares que no complacen al Señor, o lees libros o revistas que tu sabes seria vergonzoso para que El lo vea? Los hábitos dañinos pueden ser rotos cuando uno le pide a Dios ayuda asimismo se le pide que cambie nuestros caminos.
Cuéntale al Señor que tu no puedes conquistar la maldad en tu propia fuerza y El te ayudara. Pidele que te sane tu ser interior. Luego aprende el siguiente verso y repítelo cada vez que eres tentado. “Yo tengo la fuerza para enfrentar cualquier cosa por el poder que Cristo me da.” (Filipenses 4:13)
Pon tu vida en las manos del Señor; confía en El, y El vendrá en tu ayuda. (Salmo 37:5)